jueves, 12 de mayo de 2011

CAPÍTULO XXIX. SUS CAMBIOS DE RUMBO

Abandonar la primera línea de fuego en la SER le obligó a buscar acomodo en Radio Zaragoza, donde apenas tenía una función específica. Aunque mantenía la categoría de Jefe de Programas, era Miguel María Astrain quien ocupaba su lugar. La estrella del momento en la emisora era Enrique Calvo, que presentaba «Estudio de Guardia», un programa de gran éxito que condujo con brillantez durante una década. Además, aunque seguía colaborando en la programación deportiva, ya no viajaba con el Real Zaragoza y era yo quien le había sustituído en la presentación de «Edición Deportes», el espacio deportivo de referencia.

Se le encomendó la dirección de Radio Aragón, una emisora de FM que nacía con capital de Radio Zaragoza y de la Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja. Se pretendía construir una cadena regional con varias emisoras en Aragón al conseguir diferentes frecuencias para su explotación.

Fueron dos años maravillosos, donde tuve la libertad de recuperar la ilusión por trabajar en una emisora completamente nueva, con personas jóvenes y con un formato diferente. Se trataba de una radio fórmula, con noticias y música, que compitiese con la onda media por su calidad de sonido y la flexibilidad de su formato.

Paco Ortiz grabó emites, adiestró a los locutores y se responsabilizó de las relaciones públicas y comerciales de la emisora. De los asuntos económicos y administrativos se ocupó Tomás Bonilla, la persona delegada de la entidad financiera en la radio. La aventura duró solamente dos años, ya que las presiones de la SER, que tenía la frecuencia de Radio Minuto en Zaragoza, llevó a vender a la Rueda Rato la emisora, que más tarde se integraría en Onda Cero.

Sentí mucho dejar la emisora, ya que había recuperado la radio en el sentido más amplio de la palabra. Había vuelto a transmitir los partidos del Real Zaragoza, tenía un equipo a mi lado que progresaba con mucha ilusión y poco a poco la emisora iba teniendo su hueco en el dial. Superados los cincuenta años debía volver a Radio Zaragoza, con cambios estructurales importantes y la amenaza, cada vez más seria, de ser engullida por la SER. Las emisoras de FM iban ganando terreno y el cambio en la forma y en el fondo de la radiodifusión me pillaba algo cansado.

Intentó poner en marcha nuevos programas de vuelta a Radio Zaragoza, pero los cambios ocurridos en su ausencia le dejaban en una situación difícil. Tenía un enorme prestigio fuera, a todos los niveles, pero su encaje en el organigrama era complicado. Por eso aceptó la responsabilidad de la jefatura de prensa de Jaca 98, que le propuso el entonces consejero de Turismo del Gobierno de Aragón, Luis Acín.

Era bueno para mí y para la radio pero vivir en Jaca supuso un tremendo desgaste porque era alejarme de mi familia y del micrófono. Las tardes se me hacían interminables y estuve cerca de entrar en una depresión porque no entendía los vaivenes políticos que se producían con la candidatura. Mi trabajo no era tan importante como creía y estar escribiendo notas de prensa me aburría. Propuse ideas, como diferentes Sinfonías incorporadas a la candidatura, pero no tuvieron éxito. Al final decidí dejar mi puesto para colaborar simplemente en las acciones culturales como asesor, tras acudir a Tokio, Puerto Rico y Birmingham en lo que significó lo más dichoso del poco tiempo que estuve vinculado a Jaca 98.

Su regreso a la radio, que no había abandonado de manera contractual por un acuerdo con Radio Zaragoza y el propio Gobierno Autónomo, coincidió con la compra de la frecuencia de Radio Minuto y la nueva programación expansiva de la emisora a nivel regional y especialmente en el plano deportivo.

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