viernes, 8 de abril de 2011

CAPÍTULO XXXIV. EL TIEMPO DE AUMENTO

El final nunca es agradable porque la cercanía de la muerte dibuja sombras en el rostro y los recuerdos superan las ilusiones, que se dan por perdidas. Desde su anticipada y forzada marcha de la radio –se le retiró el micrófono, para “rejuvenecer la radio”- languideció hasta enfermar. Pero aún así tuvo arrestos para colaborar en la emisora que yo dirigía por entonces, después de insistir mucho en ello. La final de la Copa del Rey de 2004 fue un formidable epílogo para su carrera profesional. Me empeñé en que colaborase en la transmisión de Radio Intereconomía y lo hizo con más deseos que fuerza, con la mente tan ágil y rápida como siempre, improvisando como a nadie he visto en treinta años de profesión.

Aunque la voz sonaba débil, mantenía el orgullo de dirigirse a los oyentes y de expresar su ilusión por la conquista del preciado trofeo ante los “Galácticos”.

Buenas tardes, un deportivo saludo y un emocionado saludo para todos. Recuerdo todas las finales, recuerdo los momentos anteriores a cada uno de los partidos, los goles... son muchos, muchos, los recuerdos que tengo que entristecen un poco mi alma pero que, sin embargo, hacen que tenga fe en el Zaragoza de hoy. Un equipo que ha cambiado radicalmente, un Madrid que no ha logrado sumar un título de Copa desde hace mucho tiempo, pero que tiene un gran equipo con jugadores de la talla de Roberto Carlos, Beckham, Zidane, Ronaldo. Frente a ellos el equipo aragonés ha sabido cambiar a mejor a lo largo de los últimos partidos. No sé qué va a pasar, lo lógico es que gane el Madrid, pero en el fútbol no hay nada escrito y tengo el pálpito de que hoy el Zaragoza va a hacer algo grande. De momento está en la final, algo que  la mayoría de los equipos desearían. Suerte para todos”.

No fue su última aparición en antena, pero sí su despedida, su testamento radiofónico para sus oyentes los oyentes. Disfrutó de la transmisión, sé que la siguió con interés, con la convicción que iba a ser la mejor de todas las que habíamos hecho juntas o por separado. Y yo recibí la suficiente confianza y cariño para que así fuera, pese a no contar con los medios que tuve, por ejemplo en la SER, o con los que ahora disfruto en la Radio Autonómica.

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